VORTICE, UNA COREOGRAFÍA
Vórtice, es el centro vacío del huracán, y por extensión es también todo espiral o remolino descendente que conduce a un fondo primal, básico y esencial.
La coreografía que se analiza aquí lleva este nombre y es de suponer que de esta manera nos da una primera clave de lectura.
Nos invita, por lo tanto, a descender hacia un lugar vacío y oscuro en donde rápidamente conectamos con imágenes de carne, piel y sangre. Es de prever entonces, que se nos propone un tránsito desde el mundo de las ideas, en el cual solemos estar muy cómodamente instalados, al mundo de la materia más rudimentaria, la que los alquimistas llamaban “materia prima”, base amorfa que intentaban transformar en piedra de la filosofía.
El otro elemento que recibimos en primera instancia, es el tango, a través de fragmentos que juegan al rompecabezas.
Pero Vórtice no está unilateralmente orientada hacia ese universo, y si bien en forma aparente, sus climas suelen ser los que a menudo acompañan a este género tan transitado, una visión mas detenida nos permite ir hacia otros lugares.
Conviene recordar que el espectador observa según sus posibilidades, pero esas posibilidades deben ser amplificadas, para el enriquecimiento de su espíritu. Es oportuno en este sentido, recordar que la obra abre con la imagen de una mujer que intenta sintonizar una señal de radio, y de eso se trata la escucha y el discernimiento de los códigos que nos revelan la obra de arte. Hay que sintonizar con su complejidad y armarnos de paciencia frente a los múltiples significados que cada símbolo va proponiendo.
Es verdad que la belleza cruda de muchas de las imágenes de esta coreografía, puede llevar al espectador a ganar niveles altos de adrenalina. Su estado de animo perturbado, puede entonces equivocar la lectura, quedándose en una superficie violenta, ruidosa y cuasi épica (tal el caso de la escena en el matadero con la cual se podría relatar casi toda la historia argentina). Pero creemos que esto, no es algo que la obra proponga desde su dimensión reflexiva.
La pasión y la seducción, tan propias del tango como baile, están presentes en todo su juego contradictorio de atracción y rechazo. Pero aquí también se va más allá. La escena central de la pareja, despliega e integra esta contradicción y mientras en el escenario se nos muestra el delicado quehacer erótico de los amantes, en pantalla vemos a los mismos personajes en una relación no tan romántica y que por momentos adquiere perfiles de violación y muerte, proponiendo quizás una imagen desdoblada de lo que en realidad existe unido. Desde los griegos en adelante, Eros (El amor) y Thanatos (La muerte), funcionan juntos como motores de la vida, aunque nos resulte horrible y elijamos mejor fragmentar la realidad.
Muchas veces los rostros desdibujados por las máscaras que asfixian, los cuerpos inertes de los bailarines abandonados como cadáveres sobre el escenario, las reses colgadas que por momentos son personas, parecerán un alegato mudo ante tanto holocausto que se repite siempre con la misma falta de originalidad. Pero detrás de todo esto y de la desesperación, los cuerpos resurgen tercos e imponen una vez más el ritmo de la danza, porque la destrucción no le ganará nunca a la voluntad de existir, no importa ya si en este plano o en algún otro.
Finalmente y subyaciendo a la totalidad de este relato discepoliano donde el mundo, aparentemente es, y será una porquería, la clave y el color principal de Vórtice, es el sacrificio de lo femenino
No decimos de la mujer, porque ya no se trata de algo exclusivo al sexo y menos aún a su división en géneros. No nos olvidemos que en la tauromaquia, algo tan cercano al tango, lo femenino victimizado está simbolizado por el toro, la fuerza natural de la tierra. Y así como el labrador la doblega para que dé sus frutos, el torero, como hacedor de una muerte ritual, sacrifica al toro para obligarle a dar su sangre.
En una de las primeras escenas de esta coreografía tan tribal, el varón obliga a sus mujeres a entregar la sangre y con ella al hijo, que será luego iniciado en los misterios de la danza-guerra. Previamente las hemos visto en dolores de parto, pariéndose a ellas mismas en imágenes que las reflejan.
Pero, a lo largo del relato, no solo la mujer presenta características de dolor y sacrificio. Como en todo rito sacrificial, y no hay ninguno que no revista esta característica, en Vórtice, lo femenino victimizado, aparece en el escenario desde el principio encarnado en la piel de los hombres o las mujeres, los que se doblegan por su sensibilidad o por su elección, los que están solos o son niños, los que se cruzaron por el espacio en el momento menos adecuado.
Y muchas veces se hace alusión de manera simple y directa a un dilema siempre actual: Lo femenino es la búsqueda del amor y no del poder. Este, simbolizado por un falo o un cuchillo, o expresado por un grito o por un gesto, a la manera del guerrero idiotizado, conocerá solamente el camino destructor.
Es a partir de este matiz insistente que la obra engarza con su sentido universal: si lo femenino entendido como víctima, continúa siendo profanado en exceso por una cultura marcial y seducida por la fuerza del poder, la luz se opacará por muy largo tiempo.
Pero aún nos aguarda otra vuelta de tuerca, un ultimo momento que trae nuevas pistas. Los peones de frigorífico que bien podrían ser cirujanos de hospital o sacerdotes de una ordalía sangrienta, luego de dividir con lenta parsimonia a sus víctimas, lanzan las sangres sobre los espectadores, en un gesto profético pero enigmático.
Entonces, nos preguntamos, ¿Este gesto, produce una purificación de la culpa, como toda aspersión oficiada con la sangre de las víctimas consagradas? O ¿Se trata de aplicar una responsabilidad compartida al espectador, invitándolo a hacerse cargo de lo que ha presenciado?
Como siempre, es él quien tendrá que decidir.
Luis Sarlinga – octubre 2007 -
Vórtice, es el centro vacío del huracán, y por extensión es también todo espiral o remolino descendente que conduce a un fondo primal, básico y esencial.
La coreografía que se analiza aquí lleva este nombre y es de suponer que de esta manera nos da una primera clave de lectura.
Nos invita, por lo tanto, a descender hacia un lugar vacío y oscuro en donde rápidamente conectamos con imágenes de carne, piel y sangre. Es de prever entonces, que se nos propone un tránsito desde el mundo de las ideas, en el cual solemos estar muy cómodamente instalados, al mundo de la materia más rudimentaria, la que los alquimistas llamaban “materia prima”, base amorfa que intentaban transformar en piedra de la filosofía.
El otro elemento que recibimos en primera instancia, es el tango, a través de fragmentos que juegan al rompecabezas.
Pero Vórtice no está unilateralmente orientada hacia ese universo, y si bien en forma aparente, sus climas suelen ser los que a menudo acompañan a este género tan transitado, una visión mas detenida nos permite ir hacia otros lugares.
Conviene recordar que el espectador observa según sus posibilidades, pero esas posibilidades deben ser amplificadas, para el enriquecimiento de su espíritu. Es oportuno en este sentido, recordar que la obra abre con la imagen de una mujer que intenta sintonizar una señal de radio, y de eso se trata la escucha y el discernimiento de los códigos que nos revelan la obra de arte. Hay que sintonizar con su complejidad y armarnos de paciencia frente a los múltiples significados que cada símbolo va proponiendo.
Es verdad que la belleza cruda de muchas de las imágenes de esta coreografía, puede llevar al espectador a ganar niveles altos de adrenalina. Su estado de animo perturbado, puede entonces equivocar la lectura, quedándose en una superficie violenta, ruidosa y cuasi épica (tal el caso de la escena en el matadero con la cual se podría relatar casi toda la historia argentina). Pero creemos que esto, no es algo que la obra proponga desde su dimensión reflexiva.
La pasión y la seducción, tan propias del tango como baile, están presentes en todo su juego contradictorio de atracción y rechazo. Pero aquí también se va más allá. La escena central de la pareja, despliega e integra esta contradicción y mientras en el escenario se nos muestra el delicado quehacer erótico de los amantes, en pantalla vemos a los mismos personajes en una relación no tan romántica y que por momentos adquiere perfiles de violación y muerte, proponiendo quizás una imagen desdoblada de lo que en realidad existe unido. Desde los griegos en adelante, Eros (El amor) y Thanatos (La muerte), funcionan juntos como motores de la vida, aunque nos resulte horrible y elijamos mejor fragmentar la realidad.
Muchas veces los rostros desdibujados por las máscaras que asfixian, los cuerpos inertes de los bailarines abandonados como cadáveres sobre el escenario, las reses colgadas que por momentos son personas, parecerán un alegato mudo ante tanto holocausto que se repite siempre con la misma falta de originalidad. Pero detrás de todo esto y de la desesperación, los cuerpos resurgen tercos e imponen una vez más el ritmo de la danza, porque la destrucción no le ganará nunca a la voluntad de existir, no importa ya si en este plano o en algún otro.
Finalmente y subyaciendo a la totalidad de este relato discepoliano donde el mundo, aparentemente es, y será una porquería, la clave y el color principal de Vórtice, es el sacrificio de lo femenino
No decimos de la mujer, porque ya no se trata de algo exclusivo al sexo y menos aún a su división en géneros. No nos olvidemos que en la tauromaquia, algo tan cercano al tango, lo femenino victimizado está simbolizado por el toro, la fuerza natural de la tierra. Y así como el labrador la doblega para que dé sus frutos, el torero, como hacedor de una muerte ritual, sacrifica al toro para obligarle a dar su sangre.
En una de las primeras escenas de esta coreografía tan tribal, el varón obliga a sus mujeres a entregar la sangre y con ella al hijo, que será luego iniciado en los misterios de la danza-guerra. Previamente las hemos visto en dolores de parto, pariéndose a ellas mismas en imágenes que las reflejan.
Pero, a lo largo del relato, no solo la mujer presenta características de dolor y sacrificio. Como en todo rito sacrificial, y no hay ninguno que no revista esta característica, en Vórtice, lo femenino victimizado, aparece en el escenario desde el principio encarnado en la piel de los hombres o las mujeres, los que se doblegan por su sensibilidad o por su elección, los que están solos o son niños, los que se cruzaron por el espacio en el momento menos adecuado.
Y muchas veces se hace alusión de manera simple y directa a un dilema siempre actual: Lo femenino es la búsqueda del amor y no del poder. Este, simbolizado por un falo o un cuchillo, o expresado por un grito o por un gesto, a la manera del guerrero idiotizado, conocerá solamente el camino destructor.
Es a partir de este matiz insistente que la obra engarza con su sentido universal: si lo femenino entendido como víctima, continúa siendo profanado en exceso por una cultura marcial y seducida por la fuerza del poder, la luz se opacará por muy largo tiempo.
Pero aún nos aguarda otra vuelta de tuerca, un ultimo momento que trae nuevas pistas. Los peones de frigorífico que bien podrían ser cirujanos de hospital o sacerdotes de una ordalía sangrienta, luego de dividir con lenta parsimonia a sus víctimas, lanzan las sangres sobre los espectadores, en un gesto profético pero enigmático.
Entonces, nos preguntamos, ¿Este gesto, produce una purificación de la culpa, como toda aspersión oficiada con la sangre de las víctimas consagradas? O ¿Se trata de aplicar una responsabilidad compartida al espectador, invitándolo a hacerse cargo de lo que ha presenciado?
Como siempre, es él quien tendrá que decidir.
Luis Sarlinga – octubre 2007 -
Mmmmm… a ver negra… -siempre soñé ser crítico de rock-…। Jaa॥
Como te dije al término. Te pasa de todo, pero voy a tratar de ser prolijo para explicarlo mejor.
En este acto el tango encauza toda su fuerza al servicio de las sombras, explaya todo su dramatismo escoltando las miserias humanas tan comunes como disimuladas.
El transcurso de la obra hace una descripción muy cruda de una realidad “Vórtice”. La rotación perpetua e infinita del círculo en el que vivimos, y el desangrado axiomático del individuo, siempre desbordado por lo irracional y fatalmente impulsado por lo animal. Asistimos a la representación de una realidad despiadada, tan factible y violenta como un duro exhibicionismo; un abanico febril somete nuestra sensibilidad tal como lo harían las afiladas garras de un gato con el delgadísimo cuero de un ratón.
De ahí, entonces, que nuestro estado de ánimo trascienda los lugares comunes para experimentar distintas sensaciones, casi siempre terribles.
Difícilmente alguien este exento de esa naturaleza, solo algunos sabrán gobernarla mejor. O dicho en otras palabras: para nosotros, los seres humanos, la mejor aspiración siempre será la menos dolorosa; podremos disfrazar el escenario, pero la escena siempre será equivalente. La vida, el sexo y la muerte siempre serán nuestro fundamento.
Tal vez sean estos los fríos y únicos habitantes de nuestro inconsciente.
Esto es lo que me deja esta primera vez, me quedo la inquietud de repetirla y ver que destila una segunda vez.
Un beso negra। Nos vemos - Germán
En este acto el tango encauza toda su fuerza al servicio de las sombras, explaya todo su dramatismo escoltando las miserias humanas tan comunes como disimuladas.
El transcurso de la obra hace una descripción muy cruda de una realidad “Vórtice”. La rotación perpetua e infinita del círculo en el que vivimos, y el desangrado axiomático del individuo, siempre desbordado por lo irracional y fatalmente impulsado por lo animal. Asistimos a la representación de una realidad despiadada, tan factible y violenta como un duro exhibicionismo; un abanico febril somete nuestra sensibilidad tal como lo harían las afiladas garras de un gato con el delgadísimo cuero de un ratón.
De ahí, entonces, que nuestro estado de ánimo trascienda los lugares comunes para experimentar distintas sensaciones, casi siempre terribles.
Difícilmente alguien este exento de esa naturaleza, solo algunos sabrán gobernarla mejor. O dicho en otras palabras: para nosotros, los seres humanos, la mejor aspiración siempre será la menos dolorosa; podremos disfrazar el escenario, pero la escena siempre será equivalente. La vida, el sexo y la muerte siempre serán nuestro fundamento.
Tal vez sean estos los fríos y únicos habitantes de nuestro inconsciente.
Esto es lo que me deja esta primera vez, me quedo la inquietud de repetirla y ver que destila una segunda vez.
Un beso negra। Nos vemos - Germán
Primeramente, Sandra pasas desapercibida con el resto de las chicas en cuanto al nivel artístico, admirable lo tuyo।En cuanto a la estética, creo que estuvo muy cuidado todo: -Las luces: (esa escena que estaban todos bailando con una luz blanca abajo y se percibian todas las sombras arriba, excelente! )-Vestimenta: simple y no hacía falta NADA más. perfecta.-Utilería, muy bien. El recurso del cordón umbilical que creo que también oficiaba de sangre estuvo muy bueno y fue muy impresionante lo que genera cuando pasa el pelado por abajo de las piernas de las bailarinas.-La música muy bien seleccionada, generaba diferentes climas, supongo que generaba lo que pretendían. Te comenté algo que hubiese estado bueno; los esquemas rítmicos con los cuchillos pero Ariel ya me respondió la inquietud.-La danza impecable, todos, y la protagonista increible.-La expresividad; a flor de piel. Esa escena que aparecían todos tapados durísima.-Las imagenes estuvieron buenas, reforzaban las ideas, particularmente no hubiese reiterado tanto la escena de la violación, creo que una sugerencia quedaba claro. -Creo que lo habíamos hablado pero te lo digo igual, en esa misma parte del encuentro uno no sabía que mirar, yo sentía que me perdía algo si miraba la pantalla o si miraba a los bailarines....Te digo que es una apreciación mia, no se mucho de teatro...No te daba respiro, todo el tiempo era tensión, impresionante.Me gustó muchísimo, felicitaciones a todos por el esfuerzo, por compartir esto tan bello, por el arte.Besos, Mariela.
Vórtice
Hoyo profundo
Que te transporta a otro mundo.
Torbellino atractor
De recuerdos con mucho dolor,
De sentimientos que
Manchan al corazón de negro color…
Viaje al pasado
Para hacerlo revivir…
Violenta imagen
Que no dejan que mis ojos se relajen…
Caballo salvaje
Repartiendo jubiloso dolor,
Alegrias que duelen
En lo mas hondo y en lo más alto
De la culminación
Replica que ahí, no nos da risa el amor.
En fin es la bella danza,
La buena actuación
Del elenco “El Moreton”
De Ezequiel Peña para el elenco “El Moretón”
(Mami, Mauri, Ariel, Fer, Katy, Andre, Pela, Nori y Vasco)
Abren de esta manera una muy buena puerta, gracias por escribirme...
la verdad que la obra me impactó muchisimo. se nota mucho laburo y la critica es buena por donde la mires...
se ven las cuestiones a pulir y a crecer que tiene toda obra recien nacida.
Vos sabes que los que bailamos tango somos unos hincha pelotas con la criticas de tango, y es ahí donde encontré algo que ... qué se yo, sandra?!
algo que no me cerró... por momentos (solo por momentos) el tango es un objeto separado de la obra, se vuelve muy obvio... no sé! igual la vi sólo una vez, y lo que mas se me grabaron fueron las emosiones, claro.
Sabes? cuando hable con laura (hace un año y algo) para hacer tango y teatro yo le propuse tocar la tematica "historia, politica y cultura en los ´70 de argentina ", cuando se hizo el guion (que lo hizo un amigo escritor) yo le comenté una idea que salió de una una charla entre mi viejo (secuestrado que safó) un vino y yo... la idea era la bailar con ojos vendados, bocas vendadas, un hombre desnudo con borsegos... qué sé yo cuanto mas!!!!
creo que fueron como dos vinos...
me impacto ver algo de eso en la obra...
hay mucha fuerza y se nota compromiso con lo que estan haciendo, y es refrescante ver a la gente que labura con compromiso (falta que les tire petalos de rosas, che! ...)
resumiendo
mucha mierda para la funciones que vengan!
Roxana Valdez
la verdad que la obra me impactó muchisimo. se nota mucho laburo y la critica es buena por donde la mires...
se ven las cuestiones a pulir y a crecer que tiene toda obra recien nacida.
Vos sabes que los que bailamos tango somos unos hincha pelotas con la criticas de tango, y es ahí donde encontré algo que ... qué se yo, sandra?!
algo que no me cerró... por momentos (solo por momentos) el tango es un objeto separado de la obra, se vuelve muy obvio... no sé! igual la vi sólo una vez, y lo que mas se me grabaron fueron las emosiones, claro.
Sabes? cuando hable con laura (hace un año y algo) para hacer tango y teatro yo le propuse tocar la tematica "historia, politica y cultura en los ´70 de argentina ", cuando se hizo el guion (que lo hizo un amigo escritor) yo le comenté una idea que salió de una una charla entre mi viejo (secuestrado que safó) un vino y yo... la idea era la bailar con ojos vendados, bocas vendadas, un hombre desnudo con borsegos... qué sé yo cuanto mas!!!!
creo que fueron como dos vinos...
me impacto ver algo de eso en la obra...
hay mucha fuerza y se nota compromiso con lo que estan haciendo, y es refrescante ver a la gente que labura con compromiso (falta que les tire petalos de rosas, che! ...)
resumiendo
mucha mierda para la funciones que vengan!
Roxana Valdez